Si bien es cierto que en términos económicos ha sido mayor el daño para las finanzas públicas provocado por los concesionamientos otorgados por Coalianza y el saqueo al IHSS, no se puede desconocer el impacto negativo que ha tenido en la sociedad hondureña el caso de los hospitales móviles adquiridos por Investh.
Que en medio de la pandemia que agobia al pais se hubiese planeado, con lujo de detalle, incluyendo un decreto del Congreso Nacional, este atraco más a los recursos del Estado, refleja la perversidad y bajeza moral de los autores.
No puede haber ejemplo más claro de corrupción e impunidad, de la falta de institucionalidad para combatir a los criminales, de contubernio y falta de ética de aquellos que se prestaron a las campañas publicitarias millonarias para hacer creer a la población que los supuestos hospitales eran una maravilla, ejemplo de tecnología de punta porque se abrían las puertas automáticamente.
Sin dejar de mencionar el fallido intento de arreglar el entuerto, mediante el trillado mecanismo de una comisión interventora, cuyas explicaciones sólo generan más malestar en la población.
Todo lo anterior no mortifica ni preocupa en lo más mínimo a quienes gobiernan, pues sus mediciones les muestran que estos asuntos no interesan al pueblo, y que cuya único objetivo es que este tenga dinero en el bolsillo, para conseguir los votos que los mantengan en el poder
No queda más que esperar el castigo divino sobre todos y cada uno de ellos, pues la justicia hondureña los absolverá de todo cargo, según se deduce por los ejemplos que se han suscitado en los últimos días