La Empresa Nacional de Energía Eléctrica es el mejor ejemplo del deterioro de la institucionalidad que sufre Honduras.
Esta empresa estatal, prioritaria para la seguridad nacional, fue en el pasado reciente aportante con sus excedentes al presupuesto nacional, así también un ejemplo de buena administración y planificación, logrando con éxito la construcción, en tiempo y forma, de la central hidroeléctrica el Cajón, una compleja obra de ingeniería en su tiempo , hoy se encuentra en estado de calamidad.
Lustros de continuo saqueo y despilfarro de sus bienes y recursos, aunado a deficientes administraciones, han convertido esta otrora exitosa empresa en un gravisimo problema nacional, cuya deuda, según versiones oficiales, anda por el orden de Lps 60,000 millones, el equivalente a un 10 % del PIB hondureño.
La historia señala que su debacle inicia en la década de los 90, cuando misteriosamente desaparece el agua en la represa el cajón, provocando un severo racionamiento de energía eléctrica. Para solventarlo, surgen las primeras empresas privadas de generación eléctrica , que venden a la E.NE.E. energía producida por motores operados en base a combustible fósil ( diesel o bunker ).
De esa fecha hasta el presente, en el país proliferan empresas (reales o de maletín) de generación eléctrica en distintas modalidades, combustión, hidrica, eólica, solar, geotermica, para venderla a la ENEE,
La razón de tal auge: los contratos de suministro otorgados por la ENEE y aprobados por el Congreso Nacional, en su mayoría bajo términos no ventajosos a la economía hondureña y el consumidor final, amparados bajo el lema «la energía mas cara es la que no se tiene».
Sumemos a esto perdidas técnica y no técnica por el orden del 30%, falta de inversión en los sistemas de transformación y distribución, otorgamiento de contratos como los de SEMEH y EEH , el desconocimiento de la utilización de los fondos que se reciben porque no cuenta con estados financieros auditados y así podemos darnos cuenta de la magnitud del estado de calamidad que aqueja a la ENEE.
Se debe mencionar también, que la indiferencia de las instituciones financieras nacionales e internacionales ha contribuido en el desarrollo de este problema, ya que no les ha interesado si los prestamos otorgados a la empresa son correctamente utilizados, amparados en que como estos prestamos cuentan con el aval del Estado, siempre recobraran los mismos.
Actualmente, el gobierno ha publicitado que se trabaja en un plan de salvamento de la empresa, mismo que no se ha hecho publico en su totalidad, solamente algunos detalles como ser cancelacion o modificación de condiciones en contratos de suministro y readecuacion de la deuda a 30 años plazo.
Pieza primordial para el correcto diagnostico en este plan de salvamento de la ENEE debe ser el inventario de sus proveedores de energía, que muestre su ubicación geográfica , tipo de energía que suministra, cantidad de megawatts producidos, precio unitario, entre otros.
Un equipo de buenos auditores podría verificar los montos pagados a cada uno de estos proveedores en los últimos diez años y determinar si dichos pagos corresponden con su capacidad de generación y/o a la energía recibida por la ENEE.
Esta labor se puede concretar en un tiempo relativamente corto, según el numero de auditores y recursos asignados, y es fundamental para tener datos de campo reales, base para la correcta toma de decisiones.
Ademas, serviría para separar al trigo de la mala hierba , y así conocer con certeza quienes son aquellos proveedores que cumplen sus compromisos a cabalidad.
La confianza de la ciudadanía es esencial para obtener un resultado exitoso en el plan de salvamento de la ENEE, por ello es necesario que todas sus actuaciones sean del dominio publico, y aquellos responsables de esta catástrofe financiera sean remitidos a los tribunales de justicia para recibir el castigo que merecen.
El tiempo nos dirá si este plan de salvamento es de beneficio para la hondureñidad. Nuestro deseo es que sí lo sea.